Escucha a tus hijos... Ellos también tienen la razón!

Creo que es una lección para toda la vida. Empieza desde que ellos empiezan a ser personitas conscientes de lo que los rodea, de su cuerpo, de sus sentimientos, de sus gustos y más. Y es que a  veces nos encerramos en las falsas creencia de que nosotros somos los adultos y simplemente, por tener más tiempo en este planeta que ellos, sabemos más, a veces, que ellos mismos. No importa la edad que tengan, ¿por que subestimarlos? si nosotros los hicimos, cuidamos a diario de ellos, los vemos crecer y los guiamos cotidianamente para que sean las mejores personas que puedan ser, mejores que nosotros, siempre.
Mi hija me tiene asombrada y extremadamente orgullosa y quería compartirlo con todos ustedes. Tal vez pueda parecer a ustedes, lectores, algo pequeño, pero cuando vives estas experiencias siendo padre y con tus propios hijos la alegría no cabe en el propio pecho.


Sammy tiene 2 años, casi 3, y nos encontrábamos papá y yo en la constante lucha y atención porque dejara definitivamente sus pañales. Con ella los procesos habían sido especialmente fáciles de superar: Lo primero fue el chupo o pacificador, como lo conozcan, que gracias a Dios casi a los 8 meses se lo pudimos suspender de la forma más fácil; un día lo olvidamos en casa y estaríamos todo el día en la calle. Papá (mi esposo) y yo estábamos nerviosos al pensar que lloraría por el todo el día y más porque ese día le correspondía su vacuna. Solo pensábamos en lo difícil que sería todo el día sin darle a ella su chupo. Pero milagrosamente y después de salir de su vacuna y llorar solo un poquito ella se olvidó de que su chupo existía y como no lo extrañaba, cuando llegamos a casa, decidimos botarlo sin que lo viera y en más no volvió ni a llorar por el. Fue facilísimo y a una edad muy muy conveniente!

Nuestro enemigo número 2 era el Tetero o Biberón, a ese particularmente le tenía mucho miedo porque era con su leche con lo que se quedaba dormida dentro de su cuna y luego papá o yo entrábamos a su cuarto a retirar el tetero y la dejábamos dormir en paz, pero conforme fue creciendo y sus dientes empezaron a brotar sabíamos que era tiempo de retirar el biberón porque el azúcar de la leche de fórmula queda en sus dientecitos y con el tiempo puede causarle caries y por consiguiente mucho mucho dolor. Era tiempo de enfrentar el enemigo pero no era fácil. Decidimos atacar directamente. Hija, te presentamos el remplazo del biberón, se llama vaso pitillo y ya no dormirás con él en tu cuna, lo tomarás en tu mesita comedor y al terminarlo te irás a la cama. Fue un desastre. Samantha decidió que si no era del tetero entonces no bebería nada y se mantuvo firme. Pero papá y yo encontramos en su firmeza la fuerza para mantenernos nosotros también firmes pese a que era muy difícil y nos dolía mucho. Si no bebía de su vaso pitillo y no del biberón entonces no bebería nada. Y así fue. Esa noche ella se acostó con hambre y con sed al no beber su leche y papá y yo nos fuimos a la cama con un inmenso hueco en el pecho, pensando como su barriguita vacía le molestaría toda la noche por comida. Pero no fue así, a la mañana siguiente, como era de esperarse, Sammy se levantó con un apetito voraz y aunque intento repeler el vaso pitillo y pedir su tetero el hambre y la sed le ganaron y aceptó su vaso pitillo el cual volvió a rechazar apenas sació su necesidad de alimento. Papá llegó esa tarde con la salvación: Una sencilla cajita de leche achocolatada la cual le mostramos como servíamos en el vaso pitillo y así enseguida ella lo quiso. Batalla superada. Papás: 1 Tetero: 0 Luego ela poco a poco y por su propia decisión fue dejando atrás el vaso pitillo por la novedad de beber en los mismos vasos de los que bebía el resto de la familia; eso también fue muy fácil.

Pero nos atormentaba el tercer enemigo fatal: Los pañales. Para alentarla a irlos dejando la llevamos a que ella misma escogiera y comprara su ropita interior y eso le gustó mucho, así que le mostramos como utilizarlos durante el día y fue sencillo retirar los pañales para su uso en el día, pero la noche es otro cuento diferente. Duramos bastante tiempo intentando que aguantara hasta la mañana para ir al baño pero nunca nos funcionaba, incluso una vez estuvimos muy cerca pero cuando los íbamos a retirar empezó a mojar su pañal de noche y abundante otra vez. Estábamos perdiendo la paciencia pero no podíamos hacer nada para cambiar la situación más que hablarle y explicarle. Sabíamos que debíamos notar un comportamiento en ella de no mojar su pañal de noche mínimo una o dos semanas para retirarlo del todo pero ella simplemente lo mojaba noche tras noche.

De repente un día, hace casi 2 semanas, ella misma y por su propia decisión nos comentó a papá y a mi que quería dormir en ropita interior y ya no en entrenador, como nosotros le llamamos al pañal de noche. Mi esposo y yo nos miramos sorprendidos pero los dos inmediatamente accedimos a darle la oportunidad de que nos mostrara si ella ya se creía y se sentía lista para dejar su pañal de noche, aún sabiendo que lo más probable es que se levantara a mitad de la noche totalmente empapada y que nos tocaría levantarnos a cambiarla a ella de pijama y cambiar las sábanas de su cama. De todas formas le dimos la oportunidad y ella no nos defraudó. Se levantó a la mañana siguiente pidiendo ir al baño y sin una gota ni en su pijama ni en su cama. Le dimos unos días antes de cantar victoria pero la situación continuó igual, espera hasta la mañana para ir al baño y no moja su cama. Lo logramos, vencimos a nuestro tercer enemigo mortal, el pañal!

Y todo esto sucedió por escuchar la petición de nuestra hija de 2 años de edad, aunque nosotros somos los adultos y sus padres y los que tenemos el control de la situación la sugerencia de nuestra hija de 2 años y lo más importante que fue el haberla escuchado nos permitió a ella y a nosotros dejar atrás otra etapa que la separa final y completamente de ser bebé y empieza una nueva y hermosa etapa en su vida, la de una ñiña pequeña pero con muchísimas ganas de crecer y aprender y valerse cada vez más en su independencia.

Escucha a tus hijos, ellos aprenden sorprendentemente cada día más acerca de sus cuerpos y de ellos mismos y nos dan cada vez maravillosas y gratas sorpresas!

Cuéntame del proceso con tus hijos para dejar atrás sus etapas, me muero por saber como ha sido esto para otras mamitas!

Chick Piks!

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